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Corte y creación

6 Jun

Como Simon, el preadolescente gay de Beautiful People que sueña con algún día cambiar el gris suburbio londinense en el que vive por el glamour de Broadway, también Alexander McQueen pasó su infancia en el East End; época en la que, según él, sus padres pensaban que era la oveja rosa (“pink sheep”) de la familia.

Como Mugatu de Zoolander, el creador de la línea Derelicte (parodia en realidad a Galliano, un diseñador mucho menos interesante, separado recientemente de Dior por declaraciones antisemitas), McQueen  usó desechos orgánicos, huesos, pelo humano, plumas y cuero, mucho cuero, para vestidos que resumen de alguna manera eso que todos sospechamos sobre la haute couture: muchas veces, el arte y el ridículo van de la mano, juntitos, ahí arriba en la pasarela.

Y, como la moda impuesta por el camionero argentino promedio al agacharse un poco, McQueen le puso la firma a los pantalones “bumsters”; sí, esos que, de tan tiro bajo, muestran la raya del culo (según él, la parte más erótica del cuerpo).

Lee Alexander McQueen, el chico al que le gustaba el look de los skinheads que había en Stepney, su barrio en el East End de Londres, hijo de un taxista y una ama de casa, trabajó cortando trajes, aprendiendo con grandes sastres en la famosa Anderson & Shepherd. Cambió de empresa un par de veces, fue ayudante de un diseñador de Milán en su adolescencia, hasta que en 1992 presentó una colección llamada “Jack the Ripper Stalks His Victims” (un smoking negro con un cuchillo ensangrentado en la solapa, etc.). Alguien compró la colección entera. Él tenía 22 años.  Después: Givenchy. Y más tarde: Gucci, que le preguntó si quería tener su propia firma.

“Savage Beauty”. Así se llama la muestra que ofrece el MET de Nueva York este mes sobre la obra completa de Alexander McQueen.

Ahí se puede ver: un vestido de cuyos hombros salen unos cuernos de Antílope. Cráneos de buitres como charreteras. Alas de ángel hechas de madera balsa. Gusanos adentro de un corpiño hecho de plástico fundido. Un molde (como el que usaría alguien enyesado de cuerpo entero) de cuero negro brillante que transforma al que lo usa en una criatura híbrida: ave rapaz, pato y mujer.

Para McQueen eran más importantes muchas otras cosas antes que eso que conocemos como moda. El góspel, los maestros Flamencos, el teatro Isabelino (se había tatuado una línea de “Sueño de una noche de verano”), el punk, el surrealismo, el Romanticismo. La relación entre el sexo y lo podrido, el sexo y el miedo, la sangre, el fetichismo. “La Poupée”, su colección Primavera/Invierno 1997, es un tributo al trabajo de Hans Bellmer, un artista alemán que usó una muñeca a escala humana, con aspecto de púber, para fotografiarla en poses perturbadoras.

Diseñó el vestido de Björk para el video de Who Is It? Presentó su colección Primavera/Verano 1999 con la ayuda de la artista alemana Rebecca Horn y la modelo Shalom Harlow, a quien unos robots le pintaban el vestido con técnica de paintball. Hizo famosas unas prótesis con las que la atleta discapacitada (le faltan las dos piernas) Aimee Mullins recorrió la pasarela: botas de madera hasta la rodilla, de taco alto, trabajada minuciosamente a mano. Metió modelos en jaulas de vidrio o con paredes acolchadas, a veces con máscaras o atadas o con camisas de fuerza. A los 26, su muestra “Highland Rape” (1995) despertó la furia de feministas por las modelos que, abajo de la pasarela, exhibían vestidos de tartán gris con el encaje arrancado, en tetas, despeinadas, como si recién las hubieran violado. Las feministas dijeron que McQueen erotizaba la violación. Como él había dicho que todo se trataba del genocidio de sus ancestros escoceses, contestó: “Acá no estamos hablando de los sentimientos de las modelos. Estamos hablando de mis sentimientos.”

La madre de McQueen dirigía el suplemento de arte de un diario británico. Ya siendo él famoso, le hizo un reportaje. Le preguntó a su hijo cuál era su peor miedo. Él contestó: “Morirme antes que vos”. Una semana después de que Joyce (la madre de McQueen) muriera de cáncer, estando en tratamiento por depresión, el famoso diseñador se colgó en su departamento de Londres, el 11 de febrero del 2010. Tenía 40 años, y un tatuaje en el bíceps derecho que decía: “Love looks not with the eyes but with the mind”.